Debería estar pidiéndote que no te vayas. Debería estar
rogando porque sea una decisión en caliente. Debería contarte la tristeza de mi
hijo de 5 años, después de una nueva final perdida para que entiendas que no estás solo, que hay miles, millones acompañándote.
Pero no puedo pedirte más nada. No puedo pedirte que sigas
soportando a los boludos. No te puedo pedir que los entiendas. Esta puta
costumbre Argentina de defenestrar a nuestros ídolos se vuelve insoportable.
Desde hace 20 años este país te viene dando la espalda y vos
seguís ahí (o seguías). Desde hace 10 años esperan verte derrotado para
saltarte a la yugular y saciar con tu sangre su pelotudes más importante.
Se vuelven críticos de la vida de otros, sin analizar la
propia. Hablan de fracaso cuando en su puta vida intentaron algo. Lo más irónico
de todo es que después son los primeros en alabar sin medida. Son los primeros
en subirse al caballito de la victoria porque en definitiva somos un país hipócrita.
No tienen ni idea que en casi 60 años apenas se ganaron 2 copas américas en 8
finales jugadas. Tienen una vaga idea sobre la participación en los mundiales y
a pesar de haber tenido conciencia pocos recuerdan que Maradona apenas toco una
pelota en aquella final de México 86´.
Hablan porque es gratis y está bien, porque así debe ser la
libertad. Y porque así es la libertad y de esto se trata te digo gracias y adiós
porque vos también sos libre, libre de decir “basta, hasta acá llegue”.
Va a haber millones acompañándote si cambias de parecer. Los
mismos millones que ayer estuvieron tan
tristes como vos. Los mismos millones que aun hoy no pueden entender como no se
dio ese 13 de julio. Pero como dije antes no me atrevo a pedirte más nada. Hay
una sola razón que me lleva a rogarte, a pedirte que no los escuches, pero sé
que esa razón que ayer se acostó triste va a sanar, porque en definitiva esto
es fútbol y si bien tiene mucho que ver con la vida del hombre, el fútbol
da
revancha.