Argentina es sacrificio… es levantarse cada día y salir a pelearla en el trabajo los adultos, en el colegio los jóvenes, en las colas de los bancos los jubilados.
Argentina es hambre y a su vez no darse por vencido y seguir peleando.
Argentina es el barrio, es la gente del barrio, son los laburantes del día a día, los que van a la oficina, a la fabrica o a la mismísima calle a ganarse “el pan nuestro de cada día” aunque parezca que Dios últimamente los tiene olvidados.
Argentina es pobreza, desnutrición… pero también lucha, porque “Argentina dolió, y duele, pero también es soñada ahora mismo… en cada uno de los que no quieren darse por vencido”.
Afuera nos reconocen por “la mano en la lata” y desgraciadamente es cierto, unos pocos robaron a más no poder, nos dejaron literalmente en pelotas y hasta algunos con la cabeza gacha. Pero con las más fuertes no pudieron, porque esos pocos no son la Argentina y los que verdaderamente aman a su patria siguen dando pelea para poder llegar a “ser un país con gloria”, una gloria que hasta ahora solamente sea conseguido a través del deporte, que con muchísimo esfuerzo cada tanto nos regala una alegría.
Argentina son las madres y las abuelas de la plaza de Mayo, Argentina es El Che, Argentina es Maradona, Gaudio, Ginobilli, Argentina son los ex combatientes de Malvinas y son todos los que siguen peleando y que desde el anonimato hacen todo lo posible para que cada día tengamos un país un poquito mejor.
Básicamente los argentinos somos, como dice Lanata “el resultado de un país joven que paso por una infancia violenta. Nuestros ojos guardan, todavía, el miedo al saqueo, la genuflexión de las clases dirigentes, la traición a la vuelta de la esquina, la vital necesidad de creer en algo que no sabemos de que se trata”.
Argentina es simplemente Argentina; con sus políticos corruptos y con sus trabajadores
Honestos; con su Zona Norte rica y con sus villas miseria; con sus culturas y religiones; con su trágico pasado, con su difícil presente y con su incierto futuro.
Argentina es esto, con sus pro y sus contra. Seguramente que hay muchas cosas por cambiar, pero lo que nunca debemos perder es la identidad que en definitiva es lo que marca la diferencia con el resto, que no nos hace mejor ni peor, simplemente diferentes.
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